El pasado domingo 27 de abril, el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires, participó de esta iniciativa cultural que se desarrolla todos los años en la ciudad de Buenos Aires, con el fin de acercar la ciencia a la comunidad.
El Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA, CONICET-Max Planck), estuvo presente en la 49° edición de la Feria Internacional del Libro, que se realiza todos los años en el predio ferial de La Rural, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Invitado por el Programa VocAr del CONICET, el Instituto formó parte de la programación del stand ‘Zona Explora’.
La propuesta del IBioBA fue que, a través de experiencias científicas y lúdicas, los participantes puedan acercarse a algunos de los interrogantes que guían las investigaciones del Instituto: contó con tres mesas en las que se respondieron preguntas como: ¿Por qué dormimos? ¿Cómo viaja la información desde el mundo exterior hasta el cerebro? ¿Cómo se conectan nuestras neuronas? ¿Cómo se estudia todo esto? ¿Y para qué sirve saberlo?
En el stand “El camino del descubrimiento: ¿Por qué es importante la biomedicina?”, se mostraron los distintos modelos de investigación que existen y los que se usan en el IBioBA para sus investigaciones de ciencia básica, desde cultivos de células hasta organismos completos, y cómo éstos ayudan a recorrer el largo camino que va desde una idea hasta el desarrollo de terapias o medicamentos. A través de microscopios, los participantes pudieron observar distintos tipos de células, neuronas y organoides; se analizaron las ventajas de los distintos modelos de investigación, y se explicó para qué sirve y porqué es importante la biomedicina.
Las otras dos mesas abordaron temas relacionadas con la neurociencia. En el stand “El fascinante viaje de los estímulos entre las neuronas”, el público pudo realizar dos experiencias de percepción para comprender cómo viaja la información sensorial entre las neuronas, y a través de su propia experiencia, entender cómo el cerebro procesa la información que recibimos desde el exterior a través de los sentidos. En la última mesa (“Todo lo que usted debe saber sobre genética y sueño: ¿las moscas se parecen a nosotros?”), se mostró cómo la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster, ayuda a contestar la pregunta de por qué dormimos. Hubo lupas para observar moscas mutantes y entender sus diferentes comportamientos y una encuesta para aprender sobre el reloj biológico de cada visitante”.
Además, se ofreció un espacio de taller para que, quienes se animaran, tengan la posibilidad de dibujar cómo imaginan que se ven las células o las bacterias dentro de una placa de petri.
Fue un gran espacio de encuentro y diálogo con personas de diferentes edades, pero con mucho interés por conocer lo que se realiza en el instituto.

