A partir de la tutoría de investigadores del IBioBA, alumnos del último año del colegio alemán Pestalozzi desarrollaron una metodología para la detección de especie de mosquitos vectores del dengue (Aedes aegypti). Con este trabajo obtuvieron el tercer puesto en el concurso Jugend Forscht (‘Jóvenes investigan’) en Alemania.

Durante el 2019, Patricio Yankilevich de la Plataforma Bioinformática y Sebastián Giusti del grupo Neurobiología Molecular del IBioBA guiaron la investigación de estudiantes del último año del colegio alemán Pestalozzi para presentarla en el concurso Jugend Forscht (‘Jóvenes investigan’). El certamen se realizó en la ciudad de Giessen (Alemania) y se lo considera uno de los más importantes de Europa para estudiantes secundarios.

Emilia Aguila, Felicitas García y Juan Cruz Suárez obtuvieron el tercer puesto tras haber desarrollado una metodología que determina la especie de mosquitos vectores del dengue (Aedes aegypti) en muestras de diferentes estadios del desarrollo mediante herramientas bioinformáticas y moleculares. “Los chicos tenían conocimiento muy alto en biología, así que logramos alcanzar un nivel de complejidad mayor y preparar un proyecto que involucró responder a preguntas científicas reales de interés para la sociedad”, cuenta Yankilevich.

Juan Cruz, Felicitas y Emilia trabajando en el laboratorio.

Esta actividad se realiza en el marco de un convenio entre el colegio alemán Pestalozzi y el IBioBA firmado en 2012. La preparación de grupos de estudiantes en el Instituto para participar de los concursos comenzó en el año 2016. Desde entonces obtuvieron el tercer puesto en el concurso regional de Frankfurt (2017), el primer puesto en el regional de Düsseldorf (2018), el segundo puesto en el regional de Hessen-Mitte (2019) y, en esta ocasión, el tercer puesto en el regional de Giessen (2020).

En relación a estas formas de aprendizaje, Sebastián Giusti señala que “existe un cambio cultural acelerado en las formas de aprender y estas experiencias de trabajo conjunto con chicos y chicas tan jóvenes nos permiten conocer cómo las nuevas generaciones construyen y se apropian del conocimiento”. Se trata más que nada de “diseñar mejores dispositivos de formación para la próxima generación de científicos y científicas”.

Emilia y Juan Cruz en el concurso Jugend Forscht (‘Jóvenes investigan’) en Giessen , Alemania.

 Científicas en construcción

Inquietas, curiosas y en plena etapa de preparación hacia sus carreras. Emilia está cursando el CBC (Ciclo Básico Común) en la UBA (Universidad de Buenos Aires) para continuar en la carrera de ciencias de la atmósfera. A ella le resultó “fascinante” poder poner en práctica la teoría, conocer los ámbitos de trabajo de la ciencia y poder experimentar “las múltiples maneras en las que se puede desarrollar una investigación científica”. Su deseo es que “se presenten más oportunidades así para todos los chicos y chicas que quieren sumergirse en el mundo de la investigación”.

Felicitas, por su parte, ya está inscripta en la carrera Ciencias de la Computación de la UBA aunque reconoce su pasión por la biología y la matemática. Si bien esta experiencia le generó sensaciones de “estrés”, cuenta, durante el desarrollo de la metodología se sintió “afortunada”: “Recuerdo con mucha alegría las tardes que pasamos en el laboratorio aprendiendo tantas cosas nuevas y fascinantes”.

Como complemento a la investigación básica que se realiza en el IBioBA, dentro de sus pilares también está el de expandir las fronteras del conocimiento y contribuir a la educación y capacitación de científicos jóvenes. Este convenio es una iniciativa que invita a estudiantes secundarios a conocer el mundo de la ciencia desde adentro, pero principalmente, a estimular vocaciones científicas a partir del ejercicio de la práctica. Incluso cuando no se dedique a investigar, estas experiencias “contribuyen a formar ciudadanos conscientes de la importancia de la ciencia y su productos en la sociedad. Como patrimonio humano, son demasiado importantes para que sólo sean valorados por los científicos” reflexiona el investigador Sebastián Giusti.