La jefa de grupo del IBIoBA Antonia Marín-Burgin quedó seleccionada en el Premio Ben Barres Spotlight de la revista científica eLife por su descubrimiento sobre la excitabilidad incrementada en neuronas generadas en el hipocampo.
Resulta habitual escuchar que cuando la actividad neuronal se ve afectada debido a una enfermedad o por el consumo de algunas sustancias estas no pueden regenerarse. De hecho, la mayoría se producen durante el período embrionario y se quedan hasta el final de la vida, pero si en el medio alguna se daña las perdemos y el resto de las neuronas comienzan a compensar ese faltante. Dentro del giro dentado del hipocampo, región fundamental para la formación de la memoria y la representación del espacio, se siguen formando neuronas nuevas (neurogenesis) durante toda la vida.
Antonia Marín-Burgin trabaja junto a su equipo de Circuitos Neuronales en varios proyectos simultáneos que intentan comprender distintos mecanismos de plasticidad del cerebro. Fue justamente dentro del proyecto “Procesamiento de estímulos en el giro dentado del hipocampo” que descubrieron que las neuronas jóvenes le aportan propiedades distintas al procesamiento de estímulos en el hipocampo, en particular observaron que esas neuronas estaban menos inhibidas, es decir, eran más excitables. Esa mayor excitabilidad les permitiría responder ante diversos estímulos y, por lo tanto, representaban una población neuronal con capacidad asociativa.
Las preguntas que hasta ahora guiaron su investigación son fundamentales en el campo: ¿por qué se generan neuronas en esta región?, ¿qué rol cumplen?, ¿son distintas a las demás? y ¿cuál es su capacidad de procesar información?
En el año 2015 Antonia Marín-Burgin publicó en la revista eLife un trabajo sobre algunas de las diferencias entre las neuronas nuevas respecto de las viejas. A partir de esa publicación, este año fue seleccionada en el Ben Barres Spotlight Award, un premio que tiene como objetivo principal lograr que la ciencia sea un entorno más inclusivo, este hecho se ve reflejado en que la convocatoria es abierta a investigadores e investigadoras de países con bajos recursos, personas de género no binario o transgénero, mujeres, minorías étnicas o con alguna discapacidad.
El nombre del galardón es en homenaje a Ben Barres un neurocientífico transgénero que luchó fuertemente por la igualdad de género. ELife es una organización sin fines de lucro fundada en 2011 por el Instituto Médico Howard Hughes, la Sociedad Max Planck y Wellcome Trust.
Más premios para mujeres en ciencia
Además de Antonia Marín-Burgin, hay dos científicas argentinas que también recibieron el premio: Vanesa Gottifredi, que investiga en el área del cáncer en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y Noelia Weisstaub, del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCYT – Universidad Favaloro y Fundación INECO).
Gottifredi es investigadora del CONICET y jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la FIL. En 2016 “publicó junto a su equipo un estudio que describió el rol de una proteína ´guardiana´, llamada p21, que monitorea de cerca el proceso de duplicación del material genético, asegurándose que sea lo más idéntico posible a la molécula de ADN original y evitando así fallas cuya acumulación puede dar lugar a células cancerígenas”.
Por su parte, Weisstaub y su equipo en 2018 revelaron que un neurotransmisor, la serotonina, y un receptor especifico en la corteza prefrontal, son claves para la “memoria episódica”: aquella que se relaciona con el recuerdo de eventos únicos de nuestra vida que nos informan sobre ´el qué, el dónde y el cuándo´”. (Fuente: AgenciaCyTA)